sábado, 22 de junio de 2013

DISCURSO BRINDADO A LOS PADRES EN UN RECINTO UNIVERSITARIO DE LOJA.




DISCURSO BRINDADO A LOS PADRES EN UN RECINTO UNIVERSITARIO DE LOJA.

Buenas tardes a todos.

Si me brindan su atención, los invito a escuchar lo que yo he observado en mi vida.

Dos géneros diferentes pero ambos son humanos, hombre y mujer, de caminos diferentes, diversos, ambos conteniendo almas, ambos con metas y ambiciones, ambos con buenos y malos recuerdos, ambos con experiencias diferentes, con fracasos y éxitos, ambos con culpas y penas, ambos con conciencia, ambos pensantes, ambos conteniendo en su ser la guerra y la paz, lo bueno y lo malo, corazones sanos o rotos, razas diferentes, se encuentran entre sí, se enamoran unos y otros no. Unos se casan y otros no. Procrean unos con amor, otros no; al final el resultado de esas uniones los convierten en padres.

Por la ocasión que nos reúne, me voy a concentrar solo en el varón. Papás todos ellos que también fueron hijos criados en su momento.

Existen padres amorosos, poco afectuosos, otros protectores, otros liberales, padres cerrados, otros muy abiertos,  padres consejeros frente a otros que poco o nada lo son, padres que nos regalan sus abrazos y caricias diariamente, otros fríos como el hielo, padres violentos, padres pacíficos. Padres modernos o rockeros, otros clásicos, padres sensibles y otros duros de corazón. Padres intelectuales, padres  artistas como los escritores,  papás aventureros, padres sin educación, sin formación académica, otros profesionales, padres fanáticos, ateos, padres revolucionarios, padres conformistas, padres ambiciosos y codiciosos, padres muy pecadores frente a otros casi santos, padres discapacitados, padres deportistas, padres delincuentes, padres honrados. Padres filántropos, otros avariciosos, padres pobres y padres ricos, padres hermosos, padres feos, padres blancos, padres indígenas y mestizos, etcétera, todos ellos con su propia vida. He usado para esta atrevida clasificación, diferentes enfoques como: la moral, la ética, la religión, la economía, la educación formal, la racial, sus pasiones, la salud.

Como ven, las diferentes formas de vivir, sus formaciones,  las creencias, diversas maneras de pensar, producen padres diferentes. Lo común  de todos ellos es que son padres y son también humanos. 

A los padres, cuando les nacen niñas babean por ellas, si son niños los proyectan para superarlos a ellos; nos promueven la competencia, el liderazgo, no desean vernos sufrir como ellos, solo desean vernos ganar, solo vernos felices, que seamos perfectos, sin dolor, sin ansiedades, sin angustias ni penas, eso es imposible: todos lloramos, todos recibimos y damos golpes, pero también amamos, reímos, nos alegramos, todos somos humanidad.

Como ven, todos son humanos moldeados y condicionados por sus cerebros en donde descansan todas su cualidades, defectos y virtudes, sus personalidades.

Todos son padres de la humanidad.

Cuando un hombre ve por primera vez a su prole, puedo afirmar que se conecta con su bebé y empieza a sentir un gran amor y ese amor jamás lo podrá comparar con ningún otro: es el amor de padre.

Gracias, a todos los padres por querernos de acuerdo a su programación, por amarnos a su manera y hacer lo que puedan por nosotros.

Para terminar, voy a evocar un bello pensamiento para este evento de una hija amorosa, que jamás dejará de amar a su padre  a quien le dedicó y  en quien se inspiró: “un padre no solo es aquel que te dio la vida, sino el que te enseñó a vivirla” (Daniela Merino).

Por todos esos padres a quienes solo debemos amarlos y no juzgarlos: ¡Felicidades!

Abrimos de esta manera el presente acto.

Loja, Junio 21 del 2013.

1 comentario:

  1. “Un padre no solo es aquel que te dio la vida, sino el que te enseñó a vivirla”, pensamiento de mi hija consentida e inteligente quien sabe discernir Daniela Merino, utilizado y pronunciado en el discurso ofrecido en la Universidad Nacional de Loja, en homenaje al día del padre. Ese pensamiento me lo regaló mi hija cuando tenía 14 años, justamente por homenaje al día del padre escrito en una hermosa y gigantesca tarjeta hecha por sus manos. Te amo con toda mi vida, Danielita. Gracias, por ser mi hija, mi princesa.

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