domingo, 11 de abril de 2010

Cantera de Mármol y Cantera de Piedra

Cantera de Mármol y Cantera de Piedra
En aquellos días de aventura, el ingenuo y bendecido Acuario siendo un escultor de ángeles, había vislumbrado a lo lejos una atractiva montaña, en un inhóspito paisaje andino.
Pero el gusto por lo desconocido lo incitó a buscar ese destino… Sin importar los riesgos emprendió viaje y olvidó su sólido idilio.
Encontró ahí un material grisáceo y en sus faldas circulaba un río; diferente al que encontraba en su cantera de mármol blanco allá en Carrara. Era más pesado y muy duro, lo denominó La Roca del Río. Sin pensarlo dos veces, se puso a esculpirla.
El material al no ser tan blando como lo acostumbrado, le costó mayor esfuerzo lograr una figura más compleja frente a sus acostumbradas divinidades… Labró, entonces, un pez y por nombre le puso Piscis… Permanecía extasiado con su obra: un pez gris… y al lado su río.
¡Qué mágico se veía!...
Pasaron varios días, quizá semanas e incluso meses: al ser un concepto el tiempo no lo sentía su pasar, pues aquella escultura lo tenía hipnotizado.
Pensó por un momento otorgarle más vida, más acicalados detalles.
Cuanto más probaba suertes con la Roca, más fracturas con el pasar de los días tenía…
Nadie era testigo de las horas intensas de trabajo y de lo que permanecían juntos. La figura comenzaba a destruirse y volverse agreste… Empezó a tomar forma de Medusa antes que de bello Salmón…
El escultor muy solo se sentía, pues no había turistas ni persona alguna fuera de él que admirara su creación y lo motivará a seguir en tan artística labor… permanecían como escondidos en esa falsa libertad…
Pensó entonces, que algo urgente debía de hacer…
Con las piedras aledañas hizo peces más pequeños, deseando simular o construir una familia… “su naturaleza muerta”.
Realmente lo logró… construyó siete peces cuyo tamaño variaba como los tubos de un rondador. Fue fácil para él asignarles nombres, le puso a cada uno el nombre de un día de la semana. Así podía mantener de alguna manera su ubicación en el tiempo…
Pero el pez que más le gustaba era definitivamente “Viernes”… luego le seguía “Sábado” y “Domingo” muy ligeramente debajo; ciertos detalles matemáticos fuera del tamaño los distinguía sobre sus otras creaciones…
Fue precisamente un día viernes, recostado sobre la pampa llena de rocío, cuando empezó a hablar con aquella piedra mayor; sí la más grande: Piscis. Le solicitó que por favor le ayude o le mande una señal natural para seguir mejorando su creatividad o sosteniendo aún más su relación entre el artista y su obra. Pero, Acuario, no recibió respuesta alguna… más que sólo ese despreciable y prolongable… “silencio”… La Roca sólo recibía en abundancia su talento y no le entregaba más que compañía fría y oído sordo a su parlamento.
Ahí es cuando Acuario despierta de ese sueño ermitaño, y se da cuenta que toda esa serie de “estatuas” no era más que la representación teatral de su añorada y sagrada familia: el grito silencioso y subliminal de su gente…
¡Sí! Él tenía familia, y por poco pierde sentido su vida e incluso pensó cambiar definitivamente su rumbo por algo que no “valía tanto” ni se podía “exhibir libremente” por la ciudad como sus propios “Ángeles” poseedores de una “belleza extrema”, beneficiarios de asombros y alabanzas por cuanto caminante nacional y extranjero los observaba con mucha complacencia… Vivas y sinceras felicitaciones, engalanaban a la gloria de su creador.
Como hombre inteligente decidió volver a su nido…
Pensar por un momento que él deseo vivir continuamente apartado y al lado de esa obra gris… Sin darse cuenta que tenía algo más bello, más natural, más perfecto, más amado, muy blanco, sin matiz oscuro, en su reconocido hogar y destacado municipio…
Hubiera sido un gran error… ¡mortal equivocación!...
Así es la infidelidad: soledad absoluta, egoísta, oscura, escondida, quebradiza y ruda… sin reconocimiento alguno…
(Inspirado en la obra: “Infieles Anónimos. Diario de un amante: testimonio de una gran pasión”. Adquiérala a través de http://www.franzmerino.com)
Franz Merino

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