¡SIEMPRE ME DESVALORASTE!
Al principio todo andaba bien y en paz con Dios.
El azar del destino me dio un bello diamante.
No necesité cortarlo ni tallarlo.
Era único, brillante, hermoso y admirable.
Imaginé tenerlo siempre protegido en mi casa.
Con mis dedos siempre lo acariciaba.
Mis ojos achinados lo miraban y me extasiaba.
Con mi corazón agradecía esa dicha.
Siempre lo llevaba a donde yo iba.
Lo tenía oculto, eso sí, por su seguridad.
Moría por lucirlo y ser la envidia de todos.
Era tan costoso que se hizo prohibido exhibirlo.
¡La vanidad no soportó más!
Cierto día mostré a alguien mi radiante amuleto.
La rivalidad por poseerlo fue expresada.
Un truculento día de noviembre me lo robó la vida.
Ahora comprendo: ¡siempre lo desvaloricé!
Ahora comprendo: ¡no cuidé bien mi buena suerte!
Ahora comprendo: ¡tener mucho hoy y mañana nada!
Ahora comprendo que: ¡te perdí para siempre, Acuario!
Adiós, mi bello y privado diamante desnudo.
Adiós, días de ardiente pasión, vividos en hotel.
Adiós, mis conversaciones ocultas y memorizadas.
Adiós, mi corazón y mi vida completa de ayer.
Hasta siempre, Piscis.
Por favor: ¡nunca desprecie, ni juzgue a nadie!
Franz Merino
Inspirado en la obra: “Infieles Anónimos. Diario de un amante: testimonio de una gran pasión”. ¡Adquiérala, ya!
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