lunes, 2 de agosto de 2010
Prisionera a voluntad.
Cuando estoy en sus brazos siento que me rodea el mundo con su amor.
Y aparece el concepto del tiempo… empiezo a medirlo… a sentirlo…
sin invocarlo está ahí… amenazante… esperando un descuido nuestro
para apartarnos de nuestra realidad y entregarnos románticos recuerdos.
Qué cosa mejor en la vida el amar y ser amado, mi mirada en el horizonte lo dice.
Un día más en el tiempo y un día más con su asecho…
su mano muestra las horas de añoranzas por usted…
es mi cómplice y testigo de mi entrega total;
ahí está esperándome cada amanecer, cada atardecer y anochecer…
Cuando estoy en sus brazos luego de copular
me siento tan mimada
no sólo por usted sino por mi Dios…
Gracias mi Señor, por tener el varón que tengo:
mi sueño se hizo realidad en su totalidad.
Cuando estoy en sus brazos, siento su intensa pasión por mí,
siento su amor y su entrega vital... siento su descanso y su gozo….
qué más evidencia que ese acto sublime, definitivamente sublime,
para que el tiempo ya no vuelva a separarnos…
¡Cómo le amo, Acuario!
No imaginé amar tanto, me siento llena de usted
y vivo para usted y por usted…
¡Sí existe la suerte! El tiempo me la dio.
Me trajo, otra vez, a usted…
No sólo me devolvió mi corazón…
Me trajo toda su presencia… su olor… su piel…sus besos… su falo…
su corazón… su mirada… sus abrazos… su brillantez… me trajo a mi amor.
Definitivamente, qué cosa mejor en la vida:
El amar y ser amado con pasión.
Dios, cuán pecadores somos, pero Tú me lo devolviste
traído en la alfombra del tiempo… con su voluntad.
Él es el único varón de mi vida a quien me entregué,
no me quedé con nada de mi ser: se lo di todo.
Sé que él también me ha dado muchas horas, días y noches completas
envueltas con el oro de su tiempo;
pláticas interesantes contenidas en los pergaminos más finos de sus sentimientos
y la sublimidad de su inteligencia y la pureza de su alma.
Yo vivo enamorada de ese mortal... de su talento artístico…
él es un hijo preferido de Dios… es tocado por él…
su talento es su tesoro… su inmortalidad…
Yo soy adicta a su amor… a su sexo.
Creo que si el tiempo me dejara elegir mi descanso eterno
escogería el momento mismo en que finalizo un clímax con él;
ya no pediría más nada al mundo... ya no quisiera nada material…
me moriría escuchando sus gemidos de placer...
¡Cómo deseo amarlo en este momento!
Repetiría el acto, eternamente, hasta mi hora final...
¡Copular hasta la muerte con él!… Ese sería mi deseo, señor Tiempo.
Espero lo cumpla, si me lo propone, señor Eterno:
permanecer unida a su cuerpo, mojada con su olor de hombre…
lo siento en este momento… lo percibo.
Sé que él también percibe mi perfume; pues, un día me dijo:
cuando perciba tu olor sabré que piensas en mí,
y cuando percibas el mío estaré pensando en ti.
No soy supersticiosa, pero prefiero creerlo.
Me encantaría y sé que es así… es un orgasmo espiritual.
Él me dijo un día y me lo dice hoy: ¡no olvides!, las alas jamás te las cortaré...
pero, sí dejaré el pestillo de la puerta desenganchado, si acaso quieres volar...
Pero yo soy la que prefiero seguir viviendo en la jaula de su corazón.
En verdad ya lo intenté en varias ocasiones y días… me fui y luego volví...
Prefiero estar enamorada y sometida en el encierro de mi exquisito amor…
Ansío por largo tiempo estar inmersa en el corazón de mi gran Acuario.
Deseo me sienta con tal intensidad como yo lo siento en mi interior,
aún, sin tenerlo físicamente dentro de mis entrañas conquistadas por él.
Déjeme seguir siendo su prisionera a voluntad…
Piscis.
Franz Merino
Basado en el libro “Infieles Anónimos. Diario de un amante: testimonio de una gran pasión”.
http://www.franzmerino.com/
http://www.facebook.com/infieles.anonimos.
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