AHORA QUEDAS LIBERADA.
Una vez te maldije, ahora desato
ese lazo asfixiante mojado con rencor, con desprecio y lo arrojo al amor de lo Sagrado
para su purificación. Estás perdonada y te pido perdón. Con la aprobación de lo
Magnífico te libero de esa maldición, de esa muy pesada soga y te regalo todas
mis bendiciones que sí las mereces. Pido al Supremo la purificación total de tu ser, que jamás te abandone
y sea tu Luz, tu Escudo
y tu Espada por siempre. Pido al Ser Superior, que jamás yo, ni nadie, tampoco
ÉL, te vuelvan a maldecir. Lo Divino te ama y yo también te amo.
Franz Merino.
Inspirado en la obra: “Libro
de Oro: ¡hazte rico!
¡Adquiérala, ya!
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